Los “gozos” que devotos y devotas cantan o rezan en honor de la Santísima Virgen del Tremedal en el pueblo de Orihuela del Tremedal, en la provincia aragonesa de Teruel, se inician de esta manera: ”Pues consuelo universal/ sois en cualquier aflicción,/ válganos tu protección,/ oh Virgen del Tremedal”. La narración rimada prosigue con estas palabras: "en la ermita de un risco/ apareciste a un pastor,/ dándonos señas tu amor/ de acogernos en tu aprisco./ Si asalta el lobo infernal/ tu grey, contra su invasión/ válganos tu protección,/ oh, Virgen del Tremedal".
Y la historia crédula y piadosa asegura que un pastor, natural precisamente del pueblo turolense del Tronchón, al servicio de un señor de Orihuela, apacentaba sus rebaños en la sierra del Tremedal, en plenos Montes Universales de la Sierra de Albarracín, en la línea divisoria de las aguas del Tajo con el Guadalaviar, junto al nacedero de los ríos Gallo y Garganta que se unen en Tramacastilla. Sorprendido el pastor por un espectacular e inexplicable esplendor, se acercó a una roca y sobre la misma descubrió una bellísima señora, quien le pidió que le diera un trozo de torta que él llevaba en su zurrón y que se disponía a comer.
La tradición cuenta que “el pastor era manco de la mano derecha”, debido a un accidente sufrido al seguir a una oveja, al cortar leña para su casa o para espantar el terrible frío de aquellas latitudes campestres. El pastor decidió extraer de su zurrón la torta que le solicitaba la Virgen, intentando hacerlo lógicamente valiéndose de la mano sana. Pero, esto no obstante, la Virgen le mandó que habría de hacerlo con la otra, es decir, con aquella de la que carecía. Obediente el pastor, se sorprendió infinitamente al comprobar que, al entregarle el trozo de torta a la Virgen, había recuperado la mano perdida…
Insuficientes las primeras instalaciones para recibir a tantos devotos peregrinos, estas se ampliaron el año l729 y en tiempos posteriores. La “Esclavitud de Nuestra Señora del Tremedal“ fue fundada por el obispo de Albarracín el año 1743, dotada de tres capellanes encargados de predicar su devoción por los pueblos y ciudades de la comarca
La Virgen le mandó que inmediatamente fuera al pueblo a testificar lo sucedido. Tanto las autoridades civiles como las eclesiásticas lo creyeron, al poder comprobarlo con tanta facilidad, declarando el hecho como milagroso. Trasladados al monte, la Virgen se les hizo también presentes a ellos en la roca, expresándoles sus deseos de ser venerada en el mismo lugar. Desobedeciendo el mandato, autoridades y vecinos trasladaron la imagen sagrada a la iglesia del pueblo, de la que aquella misma noche la Virgen desapareció, siendo encontrada al día siguiente en la roca en la que se le apareciera a nuestro pastor. Convencido el pueblo de los deseos de la Virgen y dispuesto a cumplir su voluntad, le erigió una ermita, hoy santuario, en la que permanece hasta el presente rodeada de la piedad y la devoción de toda la comarca.
Curiosamente la imagen de la Virgen se presenta sentada y muestra en la mano una manzana, llevando en su izquierda al Niño que bendice con su mano derecha. Insuficientes las primeras instalaciones para recibir a tantos devotos peregrinos, estas se ampliaron el año l729 y en tiempos posteriores. La “Esclavitud de Nuestra Señora del Tremedal“ fue fundada por el obispo de Albarracín el año 1743, dotada de tres capellanes encargados de predicar su devoción por los pueblos y ciudades de la comarca, con constancia de que en tierras americanas y en las de los Países Bajos también es venerada la Virgen con tal advocación. Nobles familias de España y del extranjero, como en el caso de los Saboyas, fueron y se manifestaron devotos de la Virgen y de su Esclavitud.
Las guerras destruyeron más de una vez el santuario, pero la imagen pudo salvarse en la Guerra de la Independencia. En la Guerra Civil fue guardada en el Seminario. La talla románica se data entre los siglos XII-XIII y fue recientemente restaurada
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