Cuenta la leyenda que un grupo de pescadores doblegados por la furia del mar arribaron vivos a la costa a la altura de Pobeña. Y narra la tradición que, agradecidos por su fortuna, decidieron construir una ermita a la Virgen del Socorro. Cerca de donde supuestamente desembarcaron, junto a la playa de La Arena. Lo cierto es que allí permanece el humilde templo, que ayer abrió de nuevo sus puertas para rendir homenaje a su patrona. Como desde hace más de dos siglos. Cientos de personas se acercaron hasta el barrio muskiztarra para venerar a la Virgen y seguir su procesión hacia la cercana iglesia de San Nicolás de Bari.
El Correo
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