Cerca de la torre, entre chopos y pinos, próxima a la desembocadura del río Mazos en el Duero, se encuentra la ermita de la Virgen de Velacha mantenida por la comunidad de los pueblos limítrofes.
Se trata de una construcción orientada canónicamente, levantada con muros de mampostería y sillar que desarrolla una nave con espadaña de un solo vano, sin campana, en el hastial occidental. La capilla mayor presenta una planta cuadrada y sus muros se elevan ligeramente sobre el resto de la construcción, presentando una cubierta a cuatro aguas de forma que el edificio aparenta estar formado por dos elementos distintos.
La portada, situada junto a la cabecera, se protege con un escasísimo pórtico solucionado con un arco de medio punto de fábrica pobre. La puerta propiamente dicha sí presenta un arco de medio punto dovelado en buena sillería, como también son de sillería los apoyos del anterior arco mencionado. La clave del arco de la puerta lleva un altorrelieve con una cruz y por encima un azulejo cocido recuerda a quien se dedica el templo: «HERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE BELACHA».
La imagen titular parece una característica figura mariana de la Virgen con el Niño sentado sobre su rodilla izquierda, ambos policromados y sin corona. La Virgen lleva juntos y hacia arriba los dedos de su mano derecha sosteniendo una flor, y el Niño, de apariencia mucho más tosca y de extremidades desproporcionadas, lleva en la izquierda un libro y sostiene la derecha como si llevara algún elemento estrecho, tal vez una cruz. La principal característica o anomalía de esta imagen es que aunque siguen siendo figuras rígidas e inexpresivas, el Niño aparece con las piernas cruzadas en un gesto que ofrece cierta espontaneidad. Y es que, aunque su estilo recuerda las imágenes románicas de finales del siglo XII o principios del XIII, en esta talla comienzan a asomarse ya algunas características de un incipiente protogótico. La imagen sale en procesión coronada y vestida con un manto.
Despoblados de Soria
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