No puedo precisar la fecha en que ocurrió, creo que fue en invierno entre finales del 1934 y principios de 1935.
En estos años el espacio comprendido entre el camino de Huete y el que va a la ermita eran eras que se utilizaban para la recolección de los productos del campo y por tanto tenían buen piso. Los niños de la escuela lo aprovechabamos pra jugar las tardes soleadas después de salir del colegio. Los niños jugabamos al lado del camino de Huete y las niñas de cara a la ermita.
Una de aquellas tardes cuando dejamos de jugar no marchamos todos a casa, pero una de las niñas-cuyo nombre no recogemos para respetar su privacidad- no llegó a la suya. La niñá tendría cuatro o cinco años. La familia empezó a buscarla en compañía de los niños que jugábamos con ella, pero por mucho que buscaron y la llamaron por su nombre no apareció.
Al día siguiente muy temprano, un agricultor llamado Crescencio Ochoa que salía a trabajar por el camino de la Ermita la vió jugando en el mismo sitio donde jugaba la tarde anterior. Se encontraba jugando ella sola en medio de una gran escarcha caida aquella noche. Al llegar y comprobar que era la niña perdida la cogió y la acercó al pueblo dónde ya había salido un grupo de mujeres a buscarla. El se la entregó y continuó su camino.
Al vera al niña que se encontraba bien como si hubiera pasado la noche en su casa empezaron a preguntarle dónde había estado toda la noche y que si no oyó que la llamaban la tarde anterior. Ella siempre contestaba igual, decía que oia que la llamaban pero que estaba con su abuela Juana que le decía que no contestara, que la llevó a la iglesia y a la ermita y que no tuvo frio.
Y aquí empieza el misterio,
Con su abuela no pudo estar, su abuela era muy mayor y no salía de casa porque no podía.
¿ quién fue la señora que dice la niña?
Cada uno pensará lo que quiera. Yo, particularmente, creo que nuestra Virgen del Socorro la protegió y le hizo creer que estaba con su abuela y la libró de morri congelada porque aquella nocvhe la temperatura fue muy baja y estuvo de diéz a doce horas perdida.
Esto ocurrió tal y como lo cuento y creo que vala la pena que lo sepa la gente, hijos y nietos, de los que lo recorfamos y que vienen al pueblo en los veranos a lo largo de los años y que no tiene, idea de que este caso ocurrió en el pueblo.
Paloma Torrijos
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